PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

domingo, 31 de mayo de 2015

Santísima Trinidad


   Para los ortodoxos, un medio importante para entrar en el misterio es el icono. La representación iconográfica más famosa de la Satisima Trinidad es la de Rublev, pintada en 1425, en un tiempo en que se luchaba por la unificación de Rusia. El icono fue pintado con el convencimiento de que “Contemplando la Santísima Trinidad, se vence la odiosa discordia de este mundo”.

   ¿Por qué el Señor Jesús quiso hablarnos de la intimidad de Dios? «A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado» (Jn 1,18).  ¿Por qué es tan importante para nosotros? Decía Santa Catalina de Siena: «En tu naturaleza, deidad eterna, conoceré mi naturaleza». El ser humano es un misterio para sí mismo, y «para conocer al hombre es necesario conocer a Dios».

   Si Dios es amor  no debiera sorprendernos que no sea un ser solitario, sino una comunión de personas; en segundo lugar, que si el amor es verdadero  hay una irresistible tendencia a la unidad, y a darse por las personas que uno ama, en Dios esa tendencia no tiene obstáculo alguno, de ninguna clase, y por lo tanto, se da la mayor unidad imaginable.

   Nosotros para ser felices, necesitamos de los demás. Nadie puede hallar la felicidad en la soledad. Quienes por cualquier razón optan por cerrarse a los demás terminan frustrados y amargados en su búsqueda de la felicidad. Mientras que la tristeza inunda a quien se halla existencialmente solo, la alegría y la felicidad rebosan del corazón de quien experimenta el amor y la comunión con los demás. Sí, el más auténtico y profundo gozo procede de la comunión de las personas, comunión que es fruto del mutuo conocimiento y amor. Mientras que la opción por la autosuficiencia, por la independencia de los demás, por no amar a nadie para no sufrir o por el propio egoísmo, nos aparta cada vez más de la plenitud y bienestar que tanto buscamos.

   El hombre sin Dios tiende a aislarse, familias reducidas, nada de iglesia, nada  de comunidad, más aislado de la sociedad, cada uno en su propia burbuja. Porque uno al alejarse de Dios va perdiendo la huella que Dios ha dejado en nosotros, que es vivir en relación, en comunión a su imagen y semejanza.

viernes, 29 de mayo de 2015

Si eres católico o tienes un hijo en la catequesis de la Parroquia, apúntalo a clases de Religión católica

   Está abierto el plazo para la matriculación en los cursos de primaria y secundaria, donde se pide la participación en la clase de Religión católica en la escuela. Atentos los padres de familia, atentos los alumnos para no dejar pasar el plazo, y renovar una vez más el compromiso de apuntarse a Religión. La clase de Religión te enseña a ser mejor discípulo de Jesús, a conocer tu historia religiosa, a comprometerte en la vivencia de una auténtica vida cristiana, a ser solidario con el amor de Cristo con todos los desfavorecidos de la tierra. Si eres católico, apúntate a clase de Religión católica. Si haces la primera comunión, si acudes a confirmarte, sería una incoherencia no apuntarte a Religión católica en tu escuela. 

   Es asombroso el alto porcentaje de padres y de alumnos que solicitan la clase de Religión en la diócesis de Córdoba, tanto en los centros públicos como en los concertados. Es como un referéndum, que año tras año revalida esta elección, con la que está cayendo. Contrasta este altísimo porcentaje de peticiones con la cantidad de pegas que encuentran los padres y los profesores para cumplir este sagrado deber, que es un derecho reconocido en la legalidad vigente, en la Constitución española y en las leyes. A veces, podíamos pensar que se intenta por todos los medios eliminar esta asignatura, porque no se favorece, sino que se obstaculiza lo más posible. A pesar de todo, los padres siguen pidiendo Religión católica para sus hijos en un altísimo porcentaje: más del 90 % en primaria y más del 70 % en secundaria.

lunes, 25 de mayo de 2015

En los sacramentos, Cristo continúa "tocándonos" para sanarnos

   En la Misa de la Vigilia de Pentecostés recibieron el Sacramento de la Unción de Enfermos algunos mayores y enfermos de la parroquia.

   Dice el Apóstol Santiago en su carta: “Quien está enfermo, llame a los sacerdotes de la Iglesia y que estos recen por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. Y la oración hecha con fe, salvará al enfermo: el Señor lo aliviará y, si ha cometido pecados, le serán perdonados” (5, 14-15). Esto no debe hacernos caer en una búsqueda obsesiva de milagros de curación. Sino tener  la seguridad de la cercanía del Señor al enfermo y al anciano. El sacramento viene para ayudar al enfermo o al anciano. Por esto es muy importante la visita del  sacerdote a los enfermos, para que le imponga las manos, den la unción y los bendiga. Porque Jesucristo, alivia, fortalece, da esperanza y perdona los pecados. Es un consuelo, una gracia saber que en el momento del dolor y de la enfermedad no estamos solos.

   "Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve.
La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase ( Mt 4,24) son un signo maravilloso de que "Dios ha visitado a su pueblo" (Lc 7,16) y de que el Reino de Dios está muy cerca. Jesús no tiene solamente poder para curar, sino también de perdonar los pecados (Mc 2,5-12): vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el médico que los enfermos necesitan (Mc 2,17). Su compasión hacia todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos: "Estuve enfermo y me visitasteis" (Mt 25,36). Su amor de predilección para con los enfermos no ha cesado, a lo largo de los siglos, de suscitar la atención muy particular de los cristianos hacia todos los que sufren en su cuerpo y en su alma. Esta atención dio origen a infatigables esfuerzos por aliviar a los que sufren.
A menudo Jesús pide a los enfermos que crean (Mc 5,34.36; 9,23). Se sirve de signos para curar: saliva e imposición de manos (Mc 7,32-36; 8, 22-25), barro y ablución (Jn 9,6s). Los enfermos tratan de tocarlo (Mc 1,41; 3,10; 6,56) "pues salía de él una fuerza que los curaba a todos" (Lc 6,19). Así, en los sacramentos, Cristo continúa "tocándonos" para sanarnos”
(CIC).

   Tengamos la costumbre, y no miedo, de llamar al sacerdote para que a nuestros enfermos (una enfermedad grave) y a nuestros ancianos, venga y les dé este sacramento, este consuelo, esta fuerza de Jesucristo para seguir adelante.

sábado, 23 de mayo de 2015

Pentecostés

La Virgen de Luna en la Parroquia
  

   Que esta celebración nos encuentre hambrientos, sedientos de Dios… Los dones de Dios son un regalo pero no lo podemos recibir sin nuestra colaboración, y la condición es que lo deseemos… colaboramos no estorbando, abriéndonos a ellos. El espíritu santo se derrama sobre nosotros, pero cada uno lo va a recibir en una medida distinta, y no porque Dios haga discriminaciones. Nosotros tenemos una mentalidad igualitarista y pensamos que Dios tiene que tener un trato igualitario con todo el mundo… y aplicamos a Dios conceptos que no se corresponden… Cada uno recibe la gracia de Dios en la medida que lo desea y no pone obstáculos.


   En esta fiesta, donde se regala el Espíritu Santo, se desvela el objetivo final por el que se había desarrollado toda la historia de la salvación. Toda la historia, desde la elección de Abraham, pasando por la liberación de Egipto, el cuidado del pueblo israelita, su complejísima historia, que se realizó para que tú y yo podamos participar de la vida divina, para que podamos acoger la vida divina en nuestro pequeño recipiente humano, ¡tan frágil e insignificante! Para que Dios pudiera mostrarnos su amor.



   Nosotros hemos nacido con el amor a nosotros mismo, hasta el odio a Dios si es necesario, y es preciso que este egoísmo se transforme en un amor a Dios hasta el odio de nosotros mismos, y esto solo lo puede hacer Dios. Cuando las cosas van bien no sentimos ninguna rebelión contra Dios; pero cuando se contradicen nuestros planes, cuando quiero seguir lo que me piden las pasiones, las malas inclinaciones, lo que a nosotros nos parece, negamos a  la iglesia y a Dios si es menester.  En cambio el Espíritu Santo nos revela otra imagen de Dios, el amigo, el padre, que entregó a su hijo, infunde en nosotros el amor de Dios la persuasión que Dios nos ama. Por eso es una capacidad interior un principio vital que nos capacita para amar a Dios y al prójimo. La ley nueva es el mandamiento nuevo de Jesús. Por eso la ley nueva no son todos los preceptos morales que vienen en el evangelio. Si Jesús hubiera dicho “amaos como yo os he amado” y punto, y no hubiese hecho otra cosa, estaríamos nosotros exactamente como en el AT. Jesús al morir en la cruz nos ha dado su capacidad de amar, su corazón, por eso es un mandamiento totalmente nuevo. Por eso si a estas palabras no acompañan la gracia del Espíritu Santo sería como una ley más, que no está a nuestro alcance… Los mismos apóstoles que escucharon todo el evangelio de la boca de Jesús, cuando llego la pasión no se acordaron de nada, de poner la otra mejilla… Solo cuando bajó sobre ellos el espíritu santo se convirtieron en hombres nuevos capaces de dar la vida por su Señor. Este Espíritu es el amor con que Dios nos ama y nos hace capaces de amar a Dios… Y es este amor, esta gracia la que hace posible cualquier esfuerzo humano. Solo con este Espíritu podemos vivir el cristianismo en clave de amor.

domingo, 17 de mayo de 2015

Primeras comuniones

   Los niños y niñas de primera comunión tienen siempre la misma edad, los que vamos pasando somos nosotros, sobre los que va recayendo el peso de los años. Pero los niños de primera comunión representan esa eterna infancia llena de inocencia, de ternura, de alegría, presente en el rostro de tantos niños y niñas, que vemos estos días vestidos de primera comunión.

   Se trata de un momento feliz en la vida de cada uno de los cristianos, por otra parte inolvidable, como otras experiencias fuertes que vivimos en la infancia. El momento de la primera comunión, con sus antecedentes y consiguientes, es un momento de gracia especial por parte de Dios en la edad temprana de nuestra vida. Podemos decir que Dios se vuelca sobre cada uno de estos niños y niñas para hacerles entender que Él siempre nos ama, que es bueno con nosotros, que está siempre dispuesto a perdonarnos, que nos quiere hacer felices en la vida terrena y en el cielo para siempre.

martes, 12 de mayo de 2015

Desde Tailandia pasando por Camboya



   El día a día de la misión aquí puede parecer un poco difícil de entender desde allí. Estamos comenzando y organizándonos. A parte de las lecciones de tailandés que estoy recibiendo, martes y jueves dos horas, hay muchísimo trabajo con las familias y las chicas que llegaron para la misión. Poco a poco se están instalando. Desde papeleos con el tema del visado, buscar escuelas de thai, casas para las familias, trabajo para los padres de familia, ect… y como somos pocos siempre preparando la celebración de la Palabra y de la Eucaristía. También organizamos cenas con los vecinos y amigos, que sinceramente creo que es cuando más predicamos el Evangelio (como se dice “entre col y col lechuga”). Quedan sorprendidos de las celebraciones y ver a los niños hablando thai (tailandés). El otro día un amigo mío vino a casa cuando estábamos celebrando la eucaristía y vio la mesa blanca con las flores y el atril y se fue. Al día siguiente fuimos a jugar al tenis y me hizo muchísimas preguntas.

   Además, como os podéis imaginar, claro, soy yo el que me lavo mi ropa, me cocino, limpio... que no tengo chacha thai que me lo haga.  Todo el día estoy en movimiento y aunque estoy un poco cansado estoy muy contento.

viernes, 8 de mayo de 2015

"Dijo Jesús a sus discípulos: este es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado"


DOMINGO VI DE PASCUA

  No hay una palabra más manipulada, más manoseada, más prostituida que la palabra amor. ¿Qué es amar? No es simplemente un sentimiento, un afecto o simpatía por alguien. Es buscar el bien del otro aun a costa del propio sacrificio. Pero hoy en día el amor va quedando reducido a su lado erótico, placentero, sentimental,  bobo…  Que fácil es decir te quiero pero que difícil es amar de verdad…

   Decía el poeta: “Hay en cada te quiero de tu amar, tanto me quiero, que tu amor es cero. Cuando amas, más te amas que amas y cuanto besas, mas te besas que besas. Por eso eres falso si amas  y mientes si besas…”

   El cristianismo es la posibilidad que se no ha dado de recibir la naturaleza divina, ser hijos de Dios, mediante Jesucristo.  Dios es amor. De allí que ser cristiano no es otra cosa que amar con el amor con que Dios ama; amar como Jesús nos amó. Aun que, ciertamente, nuestras fuerzas naturales no llega para tanto, pero precisamente el evangelio del domingo pasado decía: “Yo soy la vid vosotros los sarmientos”. El amor de Dios se hace savia potente, en nosotros sus sarmientos, y tomando nuestras debilidades, nuestra naturaleza, los hace capaces de esta forma de amor. Por eso escuchamos la Palabra de Dios, rezamos todos los días, nos confesamos, recibimos la comunión; al estar unido a Jesucristo el amor del señor se hace nuestro. El amor cristiano no es cualquier amor sino participación sobrenatural del amor de Dios.

   El amor del que habla el evangelio contrasta totalmente con nuestro concepto de amor. San Juan está hablando de un amor que se dona total y gratuitamente. Es el "Cristo crucificado: escándalo para los Judios, necedad para los gentiles"  (1 Cor 1,23). Un amor que no va buscando su propio interés, su propia felicidad, sino que desea comunicarla.

“Hemos creído en el amor de Dios”: Esta es la fuerza y la alegría del cristiano.

(Al final del video Cantinflas hace su interpretación de este envangelio... Muy acertado)

domingo, 3 de mayo de 2015

A nuestras madres... GRACIAS Y FELICIDADES

1.    Para ser madre lo primero que necesitas es un hombre. Suena a obvio, pero en esta época conviene repetirlo porque parece que el varón no cuenta y que los niños vienen de París o. Ya puestos, procura que el varón sea joven y guapo (lo de rico es accesorio, pero si llega tampoco es cuestión de hacerle ascos). Y si además es trabajador, leal, delicado, mejor; y si encima está dispuesto a quererte y respetarte todos los días de la vida, en la salud y en la enfermedad, yo no lo dudaría. Pero recuerda, sin varón no hay hijos, y no sólo para procrear, sino también para educarlos y lanzarlos a la vida. Es imposible ser una buena madre si no se es una buena esposa.
2.    Déjate llevar por el instinto básico. Este consejo nos lo podríamos ahorrar porque te va a salir solo: todo para el niño, nada para ti. La maternidad es lo único en este mundo donde el sacrificio brota espontáneamente. E incluso gustosamente. Descubrirás que con el parto, el postparto, las noches en vela, darle de mamar, cambiarle los pañales y los desvelos de los primeros años, es como si un típex imaginario borrara de tu cabeza todo lo que se refiere a ti y solo ocupara sitio –en tu vida- el nuevo ser. La maternidad es una eficaz vacuna contra el egoísmo. 

sábado, 2 de mayo de 2015

"Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y así seréis mis discípulos" (Jn 15,5.8)


        

   El evangelio de este domingo no dice que se necesita gente honesta, que se porte bien; como diríamos nosotro "buena gente". El evangelio dice que hacen falta personas que crea en Jesús y ame a los hermanos y que dé frutos. No  interesan cristianos que solo se porten bien, interesan cristianos que estén unidos a Jesucristo, capaces de jugarse todo por Él. Portador de esa vitalidad que no puede dar nuestra naturaleza,  ni la medicina, ni la droga, ni el alcohol, ni la técnica, ni las realizaciones políticas, científicas o económicas, sino la vitalidad del mismo Dios

   La alegoría de la vid que nos presenta el evangelio de hoy es muy clara: ser cristiano no es solo vivir una ética, una moral, una enseñanza, es antes que nada participar de la savia, de la vitalidad del tronco, de Cristo Resucitado, de su Santo Espíritu. Vitalidad que nos llega ordinariamente mediante la oración y los sacramentos y sin la cual es imposible, tanto en el orden individual como en el social, vivir moralmente, dar frutos, vivir la vida en cristiano: "sin mí no podéis hacer nada". Jesucristo no ha venido para recortar nuestra vida, nuestra felicidad sino para que sea posible vivirla en plenitud. Él es nuestra plenitud y nuestro gozo. 

   La clave de la vida cristiana está en permanecer en Cristo. No te separes de Él.