PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

miércoles, 25 de noviembre de 2015

¡Ven a la JMJ Cracovia! Inscripciones abiertas hasta el 22 de Diciembre

¿Qué es la JMJ?
La Jornada Mundial de la Juventud es un encuentro internacional en el que jóvenes de diferentes partes del planeta se reúnen, junto con sus catequistas, sacerdotes, obispos, en algún lugar del mundo para confesar su fe en Jesucristo.
Las fechas de viaje son del 20 de julio al 01 agosto de 2016
Con la delegación de juventud de Córdoba saldremos de Córdoba en autobús hasta el aeropuerto de Sevilla, para tomar el vuelo con destino a Polonia. Durante los días 20 al 25 de julio, disfrutaremos de los días en la Diócesis de Lozd o Poznan. Del 25 de julio al 1 agosto, estaremos en todas las actividades organizadas por la JMJ. El regreso será el día 1 de agosto.
El alojamiento será en salones deportivos, colegios, etc., por lo que hay que llevar saco y aislante. Se aconseja que la ropa y el calzado sean cómodos.

El precio total del viaje por persona es de 900,00 €
El pago se realizará del siguiente modo:
·         – INSCRIPCIÓN ANTES DEL 22 DE DICIEMBRE: 250,00 €
·         – EL RESTO DE PAGOS SE HARÁ EN CUOTAS DE 110,00 €, EL DIA 30 DE CADA MES, DESDE ENERO HASTA JUNIO DE 2016.
 El número de plazas es limitado, y se irán cubriendo por riguroso orden de inscripción y entrega completa de la documentación.
 Más información en la Parroquia o en lawebdeladele.com

martes, 24 de noviembre de 2015

Cuanto menos poseemos, más podemos dar. Parece imposible, pero no lo es. Esa es la lógica del amor (Madre Teresa de Calcuta)


  

   El día 20 se hizo entrega de la cantidad recaudada, a través del ticket solidario, durante la pasada feria de las Mercedes, a la asociación ACUIDE. En dicho modesto acto participaron el Hermano Mayor y la vocal de Caridad de nuestra Hermandad asi  como representantes de la asociación. Desde la Junta de Gobierno así como desde la asociación ACUIDE  se quiere agradecer enormemente la participación de todos en este pequeño gesto hacia con los más necesitados en el que la Hermandad también ha participado sumando una cantidad a la que cofrades y simpatizantes han realizado.
Hermandad de la Soledad

En Honor a Santa Cecilia y a los que nos ayudan a rezar mejor con la música en nuestras celebraciones litúrgicas.

 
 "La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne" (SC 112). La composición y el canto de Salmos inspirados, con frecuencia acompañados de instrumentos musicales, estaban ya estrechamente ligados a las celebraciones litúrgicas de la Antigua Alianza. La Iglesia continúa y desarrolla esta tradición: "Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor" (Ef 5,19; Col 3,16-17). "El que canta ora dos veces"


   La tradición vincula estrechamente a Santa Cecilia con la música, tradición basada sin duda en el pasaje de sus “Actas” que cuenta que ella misma tocó el órgano el día de su boda, y que “en su corazón cantaba sólo a Dios”.



   A partir del s. XIV, su iconografía comienza a incorporar un órgano. Los “Cuentos de Cantérbury”, de finales del s. XIV, hacen alusión a Cecilia de Roma con una breve mención a la música. Y cuando en 1584 se funda en Roma la Academia de la Música, es elegida patrona del instituto, momento a partir del cual, su veneración como patrona de la música se generaliza.



    En 1736, Haendel (1685-1759) le dedica la “Oda para el Día de Santa Cecilia” apenas cuatro años antes de componer “El Mesías”.

     Dicho todo esto, en honor a Santa Cecilia, cuya fiesta  fue el domingo, felicitamos desde aquí a cuantos de una manera u otra, dedican su vida o parte de ella a la música, especialmente a los que nos ayudan a rezar mejor con la música en nuestras celebraciones litúrgicas.


viernes, 20 de noviembre de 2015

Solemnidad de Cristo Rey. “Entonces ¿Tú eres Rey? ” “Sí, tú los has dicho, yo soy rey. Pero mi Reino no es de este mundo”


 Lectura del santo Evangelio según san Juan     18, 33b-37 
Pilato llamó a Jesús y le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le respondió: «¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?» Pilato replicó: «¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?» Jesús respondió: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí» Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey?» Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz»


 «Nadie puede decir “Jesús es Señor” sino en el Espíritu Santo». Se es cristiano sólo por la gracia de Dios.

   En el año 496 se llevó a cabo la batalla de Tolbiac, los germánicos estaban a punto de vencer al ejército de Clodoveo, esto significaría la caída del reino de los francos. Clodoveo, recordando al Dios del que su esposa cristiana,  le había hablado tanto, le juró que si ganaba la batalla se bautizaría católico. Sorprendéntemente la victoria fue para Clodoveo después de que el jefe de los germánicos fue abatido y que el ejército se dispersara. Fiel a su palabra, al poco tiempo, allí, en el mismo lugar donde se levanta hoy la catedral de Notre Dame de Reims, San Remigio -Saint Remi- bautizó al caudillo de los francos Clodoveo, con 3000 de sus guerreros, dando inicio al trono de esa nación.  Por eso Reims representaba -y representa-, en la historia francesa, el lugar de su nacimiento como nación. 

   Así es como Francia se convirtió en la primogénita de la Iglesia, el reino franco fue el primero de los reinos que poco a poco irían abrazando la fe católica.

   Cuando más adelante los carolingios adoptaron el rito bíblico de la unción que confería a la monarquía su legitimidad divina, quisieron vincularse a la memoria de su primer rey cristiano. A partir de 816, durante un milenio, los reyes de Francia fueron consagrados en Reims. Por eso el empeño de Santa Juana de Arco en insistir al Delfín, quien ya era de hecho rey bajo el nombre de Carlos VII, para que fuera, en 1429, a ser coronado en Reims, en plena zona enemiga durante la Guerra de los Cien Años, y no en París.


   Para el cristianismo  la autoridad y la realeza, debía estar al servicio de Dios y de su pueblo, y no de los puros intereses temporales y mundanos.

    En el paganismo, en cambio, los reyes eran considerados divinos, directos hijos de Dios y cuya voluntad era la ley. Tanto los reyes babilonios, como los faraones egipcios, como los Incas o los monarcas chinos o japoneses o los emperadores romanos, eran tenidos como hijos del cielo, hijos del sol, ellos mismos porciones de Dios destinados a gobernar a su pueblo. La palabra del monarca era suprema ley. El estaba por encima de cualquier costumbre, de cualquier norma, y tenía sobre sus súbditos poder de vida o muerte.

   Nada de eso aceptará el pueblo de Israel y, mucho menos, el cristianismo. En el universo no hay nada de divino -dice la Escritura-. Tanto el cielo como la tierra son creaturas de Dios. El sol es un astro puesto para iluminar al hombre, "una lámpara", dice el Génesis, y ningún hombre es hijo de Dios por naturaleza, ni siquiera los reyes: todos por igual, somos 'imágenes y semejanzas de Dios'.

   La famosa frase de San Pedro, "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" era y es un principio de libertad que ningún régimen autoritario podía ni puede tolerar. De allí las persecuciones que siempre ha sufrido la Iglesia.  Ser de Cristo y reconocerse como siervo de Cristo es ser libre. Y no ser de Cristo, inevitablemente, termina haciéndonos esclavos de algún ídolo que no puede cumplir la vida, que no puede dar plenitud al corazón.

   Hoy termina el año litúrgico. Y lo coronamos con esta solemnidad de Cristo Rey. Aunque desconocido, aunque depuesto del corazón de tantos hermanos nuestros, el Señor, que solo se impone en libertad y en amor, continúa siendo Rey y, durante este tiempo previo a lo definitivo, formando y preparando a los que tendrán parte en su Reino. Y si ya no es posible aspirar a que Cristo reine en el mundo, en nuestra patria, reine  en nuestras familias, en nuestros corazones, para que, después de las vicisitudes de este tiempo podamos entrar con todos los nuestros en su Reino Eterno.


Entonces ¿Tú eres Rey? ” “Sí, tú los has dicho, yo soy rey. Pero mi Reino no es de este mundo

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Nos ponemos al día... Es imposible dar cuenta de todas las actividades de estos meses. Estas son solo algunas imágenes.

Convivencia de inicio de curso del 1 al 4 de octubre en Benacazón (Sevilla)


Convivencia de inicio de curso del 22 al 25 de octubre en Cabra

En octubre, como es tradición en la Parroquia desde el año 1919, hemos celebrado la Novena en honor a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Partido Banda-Costaleros Hermandad de la Soledad


El 6 de noviembre celebramos la Eucaristía en Honor a la Mártir Teresa Cejudo. Una mujer de nuestra Parroquia en los altares.

El 13 de noviembre Taller de Oración en la Casa de Hermandad

domingo, 1 de noviembre de 2015

Solemnidad de Todos los santos. La santidad no es un lujo es una necesidad...

 
Evangelio según san Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó y se acercaron sus discípulos; y Él se pudo a hablar enseñándolos:

Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la Tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

 Muchas veces tenemos la sensación de que lo que intentamos vivir, la vida cristiana, la fe es poco eficaz o incluso inútil. Es en ese momento en que tenemos que redescubrir la fuerza consoladora de las bienaventuranzas. Porque cada una de las afirmaciones de las bienaventuranzas describe de alguna manera la situación  de los discípulos, de los cristianos: son pobres, están hambrientos, son odiados, perseguidos… “… subió a la montaña y se aceraron los discípulos, y Él se puso a enseñarles…”.
   Precisamente los que según los criterios del mundo son considerados pobres son los realmente felices, los bendecidos, no obstante todos sus sufrimientos. El encuentro con Jesús, el trato con Él nos lleva a vivir con nuevos criterios, y la promesa de eternidad, de plenitud, de lo que está por venir ya está presente de algún modo.
   No confundamos felicidad con comodidad ni con facilidades… Nuestra santidad se va forjando en la comunión con el Señor. El lugar de Cristo sigue siendo la cruz, peroto también Él es de manera definitiva el Resucitado. El cristiano en este mundo experimenta de alguna manera la pasión de Jesús, pero también experimenta la victoria sobre la muerte, que da una alegría, una “dicha” mayor que cualquier otra experiencia. Cruz y resurrección, cruz y elevación son inseparables. “”Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí” (Ga 2,20)
   Decía Santa Teresa: “Vuestra soy, para voz nací” ¿qué mandáis hacer de mí?, y refería múltiples posibilidades: descansar o trabajar, pobreza o riqueza, honor o deshonra, devoción o sequedad, salud o enfermedad, sosiego o turbación… La cuestión, lo definitivo, es estar unido al Señor.


   Dios quiere que las cosas de este mundo no nos satisfagan, porque el pretende darnos muchísimo más. Dios quiere para nosotros no solo la felicidad humana, sino también la mismísima felicidad divina. Esto es lo que provoca la lucha constante entre lo que quiere Dios y las nimiedades que queremos nosotros.
Si estamos plenamente contentos con nuestra vida, nuestra profesión, nuestra juventud, con nuestro auto, con nuestra familia, con nuestra inteligencia... ¿cómo vamos a desear lo bienes del cielo, lo que Dios quiere darnos?

  Entonces Dios nos incomoda, nos sacude permitiendo desencantos, frustraciones, fracasos a ver si despertamos a aspiramos a recibir sus promesas. 

   Los santos son aquellos que en algún momento de sus vidas se dieron cuenta con lucidez de la precariedad de la felicidad en esta tierra y a lo mejor en el llanto, en la pobreza, en el sufrimiento descubrieron la inmensa riqueza que es Cristo, y abrieron su corazón al BIEN INFINITO