PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

domingo, 31 de enero de 2016

Virgen de Luna. Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas en las necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.


“¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente! Porque, mira, ha pasado ya el invierno, han cesado las lluvias y se han ido. (...) Muéstrame tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y bello tu semblante.” (Ct 2, 10-11, 14)

“Toda espléndida, la hija del rey, va adentro, con vestidos en oro recamados; con sus brocados es llevada ante el rey.” Y “una gran señal apareció en el cielo; una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.” (Sal. 45, 14-15; Ap 11, 19;12, 1)





domingo, 24 de enero de 2016

Hoy Domingo, Jornada de la Infancia Misionera

Un grupo de niños que están alegres y contentos. Algo ha sucedido en sus vidas. Tal vez sea, precisamente, la misma vida y el gozo de estar juntos. Queremos dar gracias por la creación, por el don de la fe, por la amistad, por la vida. Y como agradecimiento queremos también  ayudar a los demás.

Los niños son los primeros colaboradores que entregan generosamente su donativos para ayudar a los pobres y necesitados. A través de ellos lo hacen las personas adultas, especialmente sus padres y familiares, sus educadores y catequistas, y quien se siente solidario con los más pequeños y vulnerables. GRACIAS


Algunas imágenes de la fiesta de San Sebastián

La parroquia es un lugar privilegiado para vivir la hermandad, la participación en la liturgia, la oración, el servicio y, por supuesto las fiestas: una buena copa, gastronomía tradicional, música, tertulia... El reto es la dimensión comunitaria, la parroquia como gran familia en una sociedad en el que predomina el individualismo; cada uno a lo suyo.

   El día de ayer, como siempre, se ha notado el espíritu de servicio y la familiaridad que hay en la Parroquia. Que este espíritu siempre vaya a más.

   Que nuestra Parroquia sea siempre un espacio que posibilita una auténtica experiencia de encuentro con Jesucristo y de la participación en la nueva evangelización.  Que sea una gran familia formada por pequeñas familias, en las que sea posible siempre experimentar la alegría del encuentro con los demás. Que se vea que somos hermanos que caminamos hacia una  maduración humana y cristiana. Donde se ponen al servicio de los demás nuestra fe, nuestro tiempo, talentos y tesoros.

   Así, como dice el Papa Francisco, la parroquia estará menos orientadas hacia sí misma, hacia el interior y más dispuesta a salir al encuentro de los demás con la alegría que da la fe, el anuncio del Evangelio.











miércoles, 20 de enero de 2016

Fiesta de San Sebastián

Celebraremos la fiesta del titular de nuestra Parroquia, San Sebastián, el sábado 23 a las 20 hs, seguido de la tradicional verbena (migas tostadas, torrenos, música, tómbola…). Como siempre un ocasión estupenda para rezar juntos, alabar y bendecir a Dios. También necesitamos de fiesta, de alegría para vivir. Como dice el refranero: “Con buen queso y mejor vino se hace mejor el camino”.  Las fiestas son un signo de nuestro deseo de felicidad; felicidad para la que Dios nos ha creado.

Sebastián nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios paganos por considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano (amigo de Diocleciano), quien lo obligó a escoger entre poder ser soldado o seguir a Jesucristo.

El santo escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, le condenó a morir asaeteado. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene (esposa deCástulo, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido).

Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante el emperador, quien, desconcertado, lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Murió en el año 288.

Aparece atestiguado en la Depositio Martyrum o deposición de los mártires de la Iglesia Romana, que nos dice que San Sebastián está enterrado en el cementerio Ad Catacumbas. Durante la peste de Roma (680) fue invocada su protección particular y desde entonces la Iglesia Universal ve en él al abogado especial contra la peste.
San Ambrosio, en el siglo IV, nos da un testimonio sobre él: “aprovechemos el ejemplo del mártir San Sebastián, cuya fiesta celebramos hoy. Era oriundo de Milán y marchó a Roma en tiempo en que la fe sufría allí persecución tremenda. Allí padeció, esto es, allí fue coronado”.

martes, 12 de enero de 2016

El servicio de preparar, lo que será, EL CUERPO DE CRISTO

Algunas de las "santas mujeres" que realizan este servicio
Las formas para consagrar que utilizamos en nuestras  celebraciones, están hechas por un pequeño grupo de mujeres de nuestra Parroquia y la hacen en la misma parroquia.
Es pan ázimo, es decir harina de trigo sin levadura y agua. La masa resultante es extendida y puesta entre dos planchas que mantienen una temperatura de 170ºC. De esta forma, el agua de la mezcla se evapora y permite que las láminas sean secas y crujientes, las cuales después son recortadas con unas maquinas pequeñas, como una perforadora, dejando la forma y tamaño que conocemos.

Luego de este proceso, las formas no vuelven a ser tocadas por nadie, solo hasta que llega el momento de la Santa Misa para la consagración.

Desde el momento de la elaboración, las que realizan este servicio en la Parroquia, tienen la conciencia de acercar a las demás personas a Jesús en la Eucaristía, saben que tiene que ser un procedimiento  limpio, digno, con mucho cuidado, pensando en quién se va convertir ese pedacito de pan.

Recortando 

¿Por qué pan ázimo? El pan ázimo tuvo su aparición bíblica en la cena pascual del pueblo de Israel. Dios ordenó al pueblo: «En aquella misma noche comerán la carne. La comerán asada al fuego, con panes ázimos y hierbas amargas» (Ex. 12, 8). Según el Evangelio, la Última Cena de Jesús fue, precisamente, una cena pascual (cf. Mt. 26, 17). En ella, Jesús utilizó pan ázimo. La liturgia actual sigue utilizando el pan ázimo para la consagración eucarística. Son las hostias u obleas que todos conocemos. Es pan sin levadura. Por eso es delgado, no se “esponja”. 

El pan ázimo es sinónimo de prontitud, de diligencia. Dios mandó a los judíos que comieran el cordero pascual de prisa: «Así lo habéis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa. Es Pascua de Yahveh» (Ex. 12. 11). ¿Por qué tanta prisa? Porque había que salir, cuanto antes, de la esclavitud de Egipto. A lo largo de la Biblia, la salida de Egipto constituye un signo del poder liberador de Dios que será interpretado cada vez más como liberación del pecado y de la muerte. Salir de Egipto es dejar atrás toda esclavitud moral o espiritual y caminar hacia una tierra prometida que es espacio de vida y libertad. El pan ázimo de la Eucaristía es símbolo de la determinación para dejar atrás la esclavitud del pecado y de la ayuda de Dios para lograrlo.
Restos del recorte
«De la masa que habían sacado de Egipto cocieron tortas ázimas, porque no había fermentado todavía; pues al ser  echados de Egipto no pudieron tomar víveres ni provisiones para el camino» (Ex. 12, 39). Salir de Egipto sin tiempo para tomar víveres ni provisiones exigió cambiar seguridades. Fue la gran lección que el pueblo de Israel debió aprender en el desierto: el abandono en las manos de Dios. Y Dios se encargó, en efecto, de que no les faltara lo esencial: pan y agua. Hizo bajar pan del cielo (cf. Ex. 16, 15) y brotar agua de una roca (cf. Ex. 17, 6).
El pan ázimo –pan sin levadura–, según san Pablo, es símbolo de esta transición de lo viejo a lo nuevo; de Egipto a la tierra prometida; de la esclavitud del pecado a la libertad de la gracia.  Escribe así a los corintios: «Purificaos de la vieja levadura para ser masa nueva; pues sois ázimos… Así que, celebremos la fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con ázimos de pureza y verdad» (1 Cor. 5, 7 – 8).

TOMAD Y COMED TODOS DE EL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Son la palabras pronunciadas por el Señor en la Última cena, y que el sacerdote lo dice “in persona Christi” durante la consagración en la Santa Misa. Aquí ya estamos hablando del Cuerpo de Cristo.



sábado, 9 de enero de 2016

Fiesta del Bautismo del Señor. "Tu eres mi Hijo, el amado, el predilecto"

Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,15-16.21-22):
En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.» 
En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.»

En este tiempo de Navidad hemos recibido un anuncio: “La gracia de Dios se ha revelado, se ha manifestado”. Jesucristo es la Gracia de Dios, el amor de Dios por nosotros sin merito ninguno por nuestra parte.
Dios derrama su gracia de una manera absolutamente libre, es decir lo hace de muchas maneras: un acto de humildad, un momento de oración, a través de una limosna que damos a un pobre, la visita a un enfermo… Pero de una manera especial Dios ha querido que haya un conducto especial para darnos su gracia: los Sacramentos. Lo cual no quiere decir que la gracia de Dios se constriña a ellos, pero es el medio objetivo, donde Dios se adapta a nuestra necesidad de ver, tocar, entender… Somos de carne y hueso, y necesitamos signos visibles. Los sacramentos son el conducto visible a través de los cuales Dios se nos da.

   El agua que era un símbolo de vida, de purificación en el AT, Jesucristo le da la capacidad de realizar lo que significa. “Un día, entre la multitud que acudía a ser bautizada en el Jordán, apareció Jesús y ante el asombro del Bautista, pidió a también ser bautizado" no porque hubiera tenido él necesidad de ser purificado - nos dice San Agustín- sino para purificar las aguas bautismales con el contacto de su carne divina y comunicarles la virtud de purificar a los que después fueren Bautizados".

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: El Bautismo no solamente purifica de todos los pecados, hace también del neófito "una nueva creatura" (2 Co 5,17), un hijo adoptivo de Dios (cf Ga 4,5-7) que ha sido hecho "partícipe de la naturaleza divina" (2 P 1,4),

 La experiencia cristiana fue una novedad inimaginable, tanto para la mentalidad y la cultura judías como para el mundo pagano. Lo era en todos los sentidos. Por eso, la única manera de describir esa maravillosa vida nueva, esa nueva pertenencia, era como participación en la vida divina.
Sin duda se trata antes que nada de un testimonio, de un “martirio”. Se trata de recuperar el significado de nuestro bautismo. Para que la experiencia cristiana de participar en la vida divina, sea de nuevo en nosotros la experiencia determinante, desde la que nos entendemos a nosotros mismos y todo lo demás. Y para poder comunicar a Cristo a un mundo al que Cristo parece no interesarle, pero que se muere sin Él.  
El Hijo Amado, el Predilecto”, ha descendido hasta el abismo de nuestra humanidad rota, hasta el abismo de nuestro pecado y nuestra muerte. Ahí se revela como Hijo. Y ahí se nos da, nos da su vida, para que vivamos verdaderamente, en la alegría y el amor para los que hemos sido creados.

lunes, 4 de enero de 2016

El Gran Regalo de la Navidad: El Niño Jesús




¡¡Ya vienen los Reyes Magos!!

El pasado lo dejamos a su Misericordia, el futuro lo confiamos a su Providencia, el momento presente lo vivimos en la intensidad de su Amor. Gracias Señor. Feliz 2016

   
Al decir  María, Madre de Dios, decimos que su hijo no es simplemente un hombre sabio, alguien como Confucio, Sidartha Gautama o Mahoma, un maestros de autoayuda y, mucho menos, promotor de revoluciones sociales… sino el mismísimo Dios, potente para elevarnos, más allá de las miserias o utopías de este mundo a la condición de hijos de Dios.
   “Confesemos que el Emmanuel es realmente Dios, y que por esta razón, la Santísima Virgen es Madre de Dios, pues Ella ha dado a luz según la carne, al Verbo de Dios."

   El evangelio muestra que reconocían a Jesús como hijo de María, de tal manera que no podían negar su humanidad. Para algunos era motivo de maravilla, de asombro y para otros de sospecha, pues sabían su origen y parentela.
   Cristo ha nacido una vez de María en Belén, nace también por la fe en cada uno de nosotros. San Francisco de Asís nos describe el caso de una verdadera y completa maternidad que nos asemeja a María: "Somos madres de Cristo -escribe- cuando lo llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo por medio del divino amor y de la conciencia pura y sincera. Nosotros concebimos a Cristo cuando le amamos con sinceridad de corazón y con rectitud de conciencia, y le damos a luz cuando realizamos obras santas que lo manifiestan al mundo". 
«Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica» (Lc 8, 21). «María, por su parte, conservaba todas estas palabras, meditándolas en su corazón». 
   Al comenzar el año miramos a la Virgen María Madre de Dios y Madre nuestra; bajo esta compañía materna, comenzamos 2016, con la certeza de que no estamos solos y todo aquello que nos preocupa, nos interesa y amamos está en manos de Dios y no de los hombres.

Noche vieja