PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

domingo, 27 de marzo de 2016

¡Cristo ha Resucitado! Canta y camina...



   Cantemos aquí el Aleluya, aun en medio de nuestras dificultades, para que podamos luego cantarlo allá, estando ya seguros... Tal como suelen cantar los caminantes: canta, pero camina; consuélate en el trabajo cantando, pero no te entregues a la pereza; canta y camina a la vez. ¿Qué significa «camina»? Adelanta, pero en el bien. Porque hay algunos, como dice el Apóstol, que adelantan de mal en peor. Tú, si adelantas, caminas; pero adelanta en el bien, en la fe verdadera, en las buenas costumbres; canta y camina. (San Agustín)

martes, 22 de marzo de 2016

Vive la Semana Santa

La Semana Santa no es algo que se repite todos los años; cada año es nueva y única. Nuestra historia es lineal no circular, es decir, no es algo que se repite todos los años. Las situaciones personales van cambiendo, las circunstancias, etc… Algunos habrán encontrado trabajo, otros en el paro, algunos se han casado, otros atravesando problemas matrimoniales, algunos han sido padres, otros han comenzado la universidad, otros han terminado la carrera, han perdido a sus seres queridos, y a otros le han diagnosticado un cáncer… En un año… anda que no cambian las cosas y la vida.

Jesucristo es el centro de la vida de la Iglesia, de todo cristiano, a lo largo de todo el año, pero en estos días tiene un protagonismo especial. Entremos de lleno en la Semana Santa. Las celebraciones litúrgicas son el centro de la misma, y junto a ellas las expresiones de la religiosidad popular que se expresa con procesiones, cirios y bandas. Participemos con toda el alma, y con el corazón bien dispuesto por una buena confesión. En este año de la misericordia la puerta por la que estamos invitados a pasar es especialmente el Sacramento de la Penitencia. Es decir que nadie se quede sin hacer un buen examen de conciencia, un verdadero arrepentimiento y una sincera confesión. Sin esta gracia estos día serán sin gracia…

El jueves santo celebramos la última Cena, durante la cual Jesucristo instituyó la Eucaristía, sacramento del amor y de la unidad en la Iglesia. En esta Cena Jesús anticipó su entrega sacrificial. «Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros», lavó los pies a sus apóstoles en actitud de humildad y de servicio, dejándonos el mandamiento nuevo: «Amaos unos a otros como yo os he amado», y a estos mismos apóstoles les dijo: «Haced esto en memoria mía», instituyendo así el sacramento del orden. Este día somos invitados a adorar a Jesús en el Santísimo Sacramento. En la Parroquia la celebración de la Eucaristía de la Cena del Señor a las 19 horas.

El viernes santo es día de penitencia, de ayuno y de abstinencia de carne, porque celebramos la muerte de Jesús en la cruz. En todas las parroquias celebramos la gloriosa Pasión del Señor y adoración de la santa cruza. En nuestra Parroquia  a las 16:30 horas. Lo que había sido un instrumento infame, de tortura, se convierte en árbol de la vida y escalera del cielo. Los brazos del Señor están siempre abiertos para los que se acercan a Él.

La procesión de la  Soledad, la Madre dolorosa, espera en la soledad el triunfo de su Hijo. Acompañamos su imagen en oración y recogimiento.

Y el sábado nos preparamos al gran acontecimiento de la resurrección, que tendrá lugar en la vigilia pascual, celebrada en la noche: las 21 hs. y 22:30 hs. La Vigila Pascual es la celebración más importante de toda la Semana Santa. La Semana Santa no termina el viernes santo. El misterio cristiano no termina en la muerte. Cristo ha resucitado, y por eso somos creyentes. En la Vigilia Pascual renovaremos nuestras promesas bautismales y seremos iluminados con la luz de Cristo resucitado, que disipa todas las tinieblas del mundo.
  

lunes, 21 de marzo de 2016

Nuestros hijos no han sido planificados, es decir, hemos estado dispuestos a que Dios nos regalara hijos, y así ha sido.



   Reproducimos la entrevista hecha a Esteban y Sofía, publicada en el Semanario la Comarca el sábado 19 de marzo.







ESTEBAN GARCÍA ALBA
“Vengo de una familia de ocho hermanos, 
por lo que quería tener muchos hijos”
– Edad: 
– 32 años

– ¿Cómo se lleva eso de ser familia numerosa? 
– A veces es bastante estresante, pero normalmente bien. Supongo que es acostumbrarse, además también vengo de una familia de 8 hermanos, lo cual ayuda a tener una percepción más real de lo que es una familia numerosa.

– ¿Cómo es un día cualquiera en tu vida? 
– La verdad es que cada día es distinto.

– ¿Por qué queríais tener muchos niños? 
– Precisamente por proceder de una familia numerosa, aunque es cierto que no siempre he tenido lo que he querido. Nunca me he aburrido en casa, siempre tenía a algún hermano con el que entretenerme y con el que aprender a compartir y a que no todo giraba en torno a mí.

– ¿Qué te gustaría que fueran tus hijos? 
– Aunque en estos tiempos no es fácil decirlo, me gustaría que fueran cristianos. Yo he recibido una educación cristiana que es la misma que quisiera transmitir a mis hijos. En cuanto a profesión cualquiera que les guste y les haga felices.

– ¿Qué es lo más bonito de ser madre/padre? 
– Para mí fue muy bonito verlos nacer (aunque la chica no me dio tiempo a verla). Aparte de esto, cualquier momento en los que los veo disfrutar.

– ¿Se hacen muchos sacrificios por los hijos? 
– La verdad es que sí, hay más gastos, menos caprichos, menos salidas... Pero ahora mismo el verdadero sacrificio es el trabajo. Trabajo de noches desde hace casi 9 meses, por lo que durante el día debo alternar el descanso con la vida familiar. A pesar de todo, merece la pena renunciar a cosas por los hijos.

– ¿Cuál fueron los momentos más bonitos de tu infancia? 
– Mi infancia fue bastante feliz, por lo que elegir algún momento es bastante difícil. La verdad es que no íbamos mucho de vacaciones, pero de las pocas veces que hemos ido tengo muy buenos recuerdos. También tengo grabados grandes momentos de cuando nos juntábamos en el campo con otras familias, con las que a pesar de haberme venido de Córdoba todavía tengo muy buena relación con algunas de estas personas.

SOFÍA ESCRIBANO CEREZO
“Tengo cuatro hijos, seis hermanos y estoy muy contenta de la infancia que pasé”

– Edad: 
– 28 años

– ¿Cómo se lleva eso de ser familia numerosa? 
– Pues yo estoy muy contenta, supone mucho trabajo pero, como la gente nos dice a menudo no nos aburrimos. Nuestra casa para mí es como un refugio, donde los ritmos y las prioridades… todo cambia.

– ¿Cómo es un día cualquiera en tu vida? 
– Ahora mismo nuestra rutina no es corriente ya que Esteban trabaja de noches. Nos levantamos entre las 7.30 y las 7.45. Nos arreglamos. Normalmente viene una amiga nuestra a echarnos una mano, y acerca a Sofía a la guardería. Mi padre recoge a Miriam porque trabaja cerca de su escuela. Los dos mayores y yo nos vamos al colegio (estoy estudiando magisterio y ahora mismo estoy cursando el practicum). Esteban sale a las 9 de trabajar y vuelve a casa, descansa un rato y recoge la casa. Comemos entre las 14.30 y las 15. Después descansamos un rato, hasta las 17.30 aproximadamente (dependiendo de si los niños van ese día a eFusión). Esteban descansa más rato. Los niños y yo salimos o pasamos la tarde en casa, jugando, pintando, etc. Entre las 20 horas y las 20,30 los niños cenan para acostarse entre las 21 y las 22 horas, dependiendo del día. Esteban entra a trabajar a las 22 horas, por lo que suelo acostar yo a los niños.

– ¿Por qué queríais tener muchos niños? 
– A mí siempre me había gustado tener una familia numerosa, tengo seis hermanos y estoy muy contenta de la infancia que pasé. Pero tengo que decir que nuestros hijos no han sido planificados, es decir, hemos estado dispuestos a que Dios nos regalara hijos, y así ha sido.

– ¿Qué te gustaría que fueran? 
– Me gustaría que fueran cristianos pues yo he recibido una educación cristiana que es la que quisiera transmitir a mis hijos. De la profesión la que les haga felices.

– ¿Qué es lo más bonito de ser madre/padre? 
– El momento del parto fue muy emocionante, marca para siempre y no creo que lo pueda olvidar. Es muy gratificante educar a tus hijos. A veces, cuando pierdo los nervios y nos reconciliamos, he preguntado a mis hijos si me siguen queriendo aunque a veces me pase, “sí, mamá”. Ese momento no tiene precio.

– ¿Se hacen muchos sacrificios por los hijos? 
– Claro que sí. Es una vida llena de renuncias. Dinero, tiempo para mí, caprichos, descanso, etc. pero sin duda alguna compensa con creces.

– ¿Cuál fueron los momentos más bonitos de tu infancia? 
– Casi todos mis recuerdos son con hermanos: juegos en el patio, días en el campo, muchas canciones. También tengo recuerdos de cosas materiales que “envidiaba” de compañeras, por qué no decirlo, ya éramos conscientes de lo que no podíamos tener por ser muchos en casa, pero no es algo que me haya traumatizado, al contrario.

 http://www.semanariolacomarca.com/2016/03/de-familias-numerosas.html

domingo, 20 de marzo de 2016

Domingo de Ramos. Sí, yo quiero ser un borriquillo, el más pequeño, entregado a su pequeña y concreta misión.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 19,28-40.
En aquel tiempo, Jesús iba hacia Jerusalén, marchando a la cabeza.
Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, mandó a dos discípulos diciéndoles:
-Id a la aldea de enfrente: al entrar encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: «¿Por qué lo desatáis?», contestadle: «El Señor lo necesita.»
Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Mientras desataban el borrico, los dueños les pregutaron:
-¿Por qué desatáis el borrico?
Ellos contestaron:
-El Señor lo necesita.
Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos, y le ayudaron a montar.
Según iba avanzando, la gente alfombraba el camino con los mantos.
Y cuando se acercaba ya la bajada del monte de los Olivos, la masa de los discípulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los milagros que habían visto, diciendo:
-¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto.
Algunos fariseos de entre la gente le dijeron:
-Maestro, reprende a tus discípulos.
El replicó:
-Os digo, que si éstos callan, gritarán las piedras.

Quiero ser un borriquillo, el más pequeño entre los burros. Esto lo comprendo mejor hoy..., tal vez después de haber tratado tontamente de ser pavo real o simplemente pavo, durante mucho tiempo. ¡Qué honor, que privilegio ser borrico, un manso y eficiente burro!

Cuando el Señor entró en Jerusalén el Domingo de Ramos, montaba un burro. La gente lo aclamó gritando hosanna al que viene en Nombre del Señor, y ponían sus mantos, palmas y ramos en Su camino para que el burro las pise al paso... 


El borrico que experimentó todo eso podría haber dicho "¡qué maravilla como me aclaman, que éxito excepcional el entrar a Jerusalén de este modo!". 

Los hosannas no eran para él, eran para Jesucristo que lo había elegido, por motivos misteriosos, para conducir tan trascendental misión. No era un borrico cualquiera, el Señor ya lo tenía elegido desde el inicio de los tiempos. Era un burro elegido, ni más ni menos. Sin embargo eso no cambiaba ni el sentido ni el propósito de su responsabilidad, de su misión. El tenía que llevar sobre si al que era Rey del Universo, la Palabra hecha carne, el Mesías anunciado y esperado durante generaciones. 

El burro, quiero imaginarme, consciente de su misión, se concentró en la tarea de modo extraordinario para poder de ese modo hacer un buen servicio a Aquel que lo había elegido, para llevar a buen término aquella jornada...

Sí, yo quiero ser un borriquillo, el más pequeño, manso, entregado a su pequeña y concreta misión.

sábado, 19 de marzo de 2016

El Papa envía 270 familias del Camino Neocatecumenal a la misión, entre ellas 2 matrimonios de Pozoblanco

Israel y María José
El Santo Padre les agradeció esta decisión de abandonar todo por amor a Jesucristo y les animó en su nueva misión. “Les agradezco, en nombre mío, pero también en nombre de toda la Iglesia por este gesto de ir, pero ir hacia lo desconocido y sufrir. Porque habrá sufrimiento ahí, pero también habrá la alegría de la gloria de Dios, la gloria que está en la Cruz”...  “los acompaño y los animo, y les pido, por favor, de no olvidarse de rezar por mí. Yo me quedo aquí, pero con el corazón voy con ustedes” dijo el Papa
Francisco y Raquel

Ver el encuentro en español




viernes, 18 de marzo de 2016

Viernes de Dolores, la piedad cristiana consagra a la memoria de los dolores que la Virgen María sufrió al pie de la cruz


Jesús, después de haber confiado el discípulo Juan a su madre con las palabras: "Mujer, he ahí a tu hijo", desde lo alto de la cruz se dirige al discípulo amado, diciéndole: "He ahí a tu madre" (Jn 19, 26-27). Con esta expresión, el Señor revela a María su maternidad universal: en cuanto madre del Salvador, también es la madre de los redimidos, de todos los miembros del Cuerpo de Cristo, de la Iglesia.

Jesús no sólo pide a Juan que cuide con particular amor de María; también para que la reconozca como su propia madre. Ojalá que todos descubramos en las palabras de Jesús: "He ahí a tu madre", la invitación a aceptar a María como madre, respondiendo como verdaderos hijos.

 A la luz de esta entrega al discípulo amado, se puede comprender el sentido auténtico del culto a la Santísima Virgen María, en la Iglesia. Nuestra devoción, nuestro culto a la Virgen no es sólo fruto de una iniciativa espontánea de los creyentes ante la importancia de su papel en la obra de la salvación; se funda en la voluntad del Señor. "He ahí a tu madre" expresan la intención de Jesús de suscitar en sus discípulos, en nosotros una actitud de amor y confianza en María, reconocer en ella a la madre, madre de Dios y madre nuestra.

La experiencia de la piedad cristiana enseña que María es el camino que lleva a Cristo y que la devoción filial dirigida a ella no quita nada a la intimidad con Jesús; por el contrario, la acrecienta y la fortalece.

 "Y desde aquella hora el discípulo la acogió entre sus bienes" (Jn 19, 27)… En efecto, la expresión griega, traducida al pie de la letra "entre sus bienes", no se refiere a los bienes materiales, dado que Juan -como observa san Agustín - "no poseía nada propio", sino a los bienes espirituales o dones recibidos de Cristo: la gracia (Jn 1, 16), la Palabra (Jn 12, 48; 17, 8), el Espíritu (Jn 7, 39; 14, 17), la Eucaristía (Jn 6, 32-58)... Entre estos dones, que recibió por el hecho de ser amado por Jesús, el discípulo acoge a María como madre, entablando con ella una profunda comunión de vida (Juan Pablo II, Redemptoris Mater, 45).


Acojamos a María en nuestra casa y dejemos  espacio para ella en nuestra vida diaria. Que nunca nos falte tiempo para rezar el Rosario, la Eucaristía los Domingo, las obras de caridad hacia los pobres y los que sufren en el cuerpo o en el espíritu…


lunes, 14 de marzo de 2016

Celebración Penitencial. Una posibilidad de ser renovados, sanados nuevamente

Mañana, martes 15 a las 20 hs., tendremos la celebración penitencial en la Parroquia. El perdón de nuestros pecados es justamente una gran necesidad, y es una gracia que podamos ser sanados nuevamente.
Una verdadera renovación sólo puede venir del poder de Dios, del poder del Amor crucificado.
 Un hombre sincero sabe que es culpable, pecador, que debe recomenzar, que debería ser purificado, pedir perdón. Ésta es la realidad maravillosa que nos ofrece el Señor: hay una posibilidad de renovación, de ser hombres nuevos
A continuación las 30 preguntas propuestas por el Papa Francisco para hacer una buena confesión:
En relación a Dios
¿Solo me dirijo a Dios en caso de necesidad? ¿Participo regularmente en la Misa los domingos y días de fiesta? ¿Comienzo y termino mi jornada con la oración? ¿Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la Virgen, de los santos? ¿Me he avergonzado de manifestarme como católico? ¿Qué hago para crecer espiritualmente, cómo lo hago, cuándo lo hago? ¿Me revelo contra los designios de Dios? ¿Pretendo que Él haga mi voluntad?
En relación al prójimo
¿Sé perdonar, tengo comprensión, ayudo a mi prójimo? ¿Juzgo sin piedad tanto de pensamiento como con palabras? ¿He calumniado, robado, despreciado a los humildes y a los indefensos? ¿Soy envidioso, colérico, o parcial? ¿Me avergüenzo de la carne de mis hermanos, me preocupo de los pobres y de los enfermos?
¿Soy honesto y justo con todos o alimento la cultura del descarte? ¿Incito a otros a hacer el mal? ¿Observo la moral conyugal y familiar enseñada por el Evangelio? ¿Cómo cumplo mi responsabilidad de la educación de mis hijos? ¿Honro a mis padres? ¿He rechazado la vida recién concebida? ¿He colaborado a hacerlo? ¿Respeto el medio ambiente?
En relación a mí mismo
¿Soy un poco mundano y un poco creyente? ¿Cómo, bebo, fumo o me divierto en exceso? ¿Me preocupo demasiado de mi salud física, de mis bienes? ¿Cómo utilizo mi tiempo? ¿Soy perezoso? ¿Me gusta ser servido? ¿Amo y cultivo la pureza de corazón, de pensamientos, de acciones? ¿Nutro venganzas, alimento rencores? ¿Soy misericordioso, humilde, y constructor de paz?

domingo, 13 de marzo de 2016

Agradecimiento a Don Rafael Sánchez Ruiz, Pregonero de la Semana Santa 2016


Ayer pude asistir al pregón de Semana Santa, pronunciado por Rafael Sánchez Ruiz, conocido fotógrafo y costalero de Pozoblanco.

Así, a vuelapluma, me quedo con algunas frases que me han gustado y además agradecer al pregonero por situarnos y prepararnos a la Gran celebración que nos disponemos a vivir. Se nota que lo ha escrito desde el interior de la Semana Santa y que no es un mero espectador de la misma.

"Mi Semana Santa es foto, costal, música, celebración, reflexión, oración, devoción y afición".

El Pregón de la Semana Santa prepara a Pozoblanco, en especial a todos los hermanos (aquí entramos todos los que llamamos a Dios Padre Nuestro) para contemplar asombrados y celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Pero todo bajo la luz potente de la alegría propia de la Pascua, de la victoria sobre la muerte. Donde el dolor, la vejez, la enfermedad, la muerte… no tienen la última palabra en nuestra vida. Por eso la Semana Santa es una Gran celebración.

“Los días de Pasión son una gran foto que nos muestra de forma bella y directa un claro mensaje: recordar la Pasión y el sacrificio de Jesús en la Cruz".

"No tengamos miedo, amigos cofrades, de reconocer que somos devotos y aficionados de la Semana Santa o como se nos llama de vez en cuando capillitas o tontos de capirote".

Efectivamente hoy está de “moda” insultar, blasfemar, cualquier cosa vale para meterse con la iglesia o los católicos, o hasta algunas propuesta peregrinas para cambiarle el nombre a la Semana Santa… Si en las estaciones de penitencia vamos con la cara cubierta, durante el año se nos pide dar la cara por nuestras devociones, por nuestra fe y nuestro Dios.

“Practicar la caridad con quien necesita ayuda no solo material sino espiritual”. Decía la Madre Teresa de Calcuta: quien no da a Dios da muy poco.

Mi conclusión personal de lo visto y oído es, que si no vivimos la Semana Santa sobre la base de la fe, sobra Pregón y sobra Semana Santa.

Muchas Gracias al pregonero.

Anibal Cantero +

sábado, 12 de marzo de 2016

V Domingo de Cuaresma. «Tampoco yo te condeno. Anda y en adelante no peques más»

 Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: «Ninguno, Señor». Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda y en adelante no peques más». (Jn 8, 1-11)

El evangelio de este quinto domingo de Cuaresma nos narra la historia de la mujer adúltera, otra "hija pródiga", frente a sus hermanos mayores, los aparentemente puros y cumplidores de la Ley, que no sólo la quieren expulsar de la casa sino que piden su muerte.
Según el libro del Deuteronomio 22,22 “si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, morirán los dos; el que se acostó con la mujer y también la mujer”.

La mujer sorprendida en flagrante adulterio está ahí, frente a sus acusadores, ¿pero dónde está el hombre, el adúltero? ¿No sería, tal vez, uno de los acusadores como en la historia de la casta Susana del libro de Daniel?

Jesús es siempre genial. No dice nada ni quiere entrar en el juego de los fariseos. Lo suyo no es la casuística. 

Jesús supo mantener un perfecto equilibrio en perdonar al pecador arrepentido: “Yo tampoco te condeno” y al mismo tiempo denunciar la malicia del pecado: “Pero en adelante no peques más”.Hoy se  ha pasado de tener misericordia del pecador arrepentido a eliminar la malicia del pecado, o a dar razón a quien no la tiene: defendiendo el adulterio u otros pecados como una opción totalmente válida. La defensa de Jesús del matrimonio, la familia, el pecado como la gran equivocación que empobrece, mata destruye… es bastante clara. Nos acercamos al Señor para pedir perdón y misericordia por nuestros pecados no para justificarlos…

Otro tema a considerar a la luz de esta Palabra es la pasión de acusar, de condenar a los otros, a la vista está, es algo muy profundo en todos nosotros.  Y lo sufren, por supuesto, las víctimas, pero  sobre todo, quien acusa y condena, aunque no se dé cuenta de ello. Por un lado están  tantas acusaciones falsas, hechas para dar satisfacción a otras pasiones, por ejemplo, en función de sacar dinero,  por venganza o despecho. Como fue la condena y la muerte de Juan el Bautista. Así hay miles de víctimas a lo largo de la historia humana. Bueno... eso es otro tema. Pero en el evangelio de hoy la mujer era verdaderamente adúltera. Había sido sorprendida en su pecado. Y la ley de Moisés mandaba apedrear a las adúlteras. La cosa parecía estar muy clara.

Tan clara que la cuestión que  plantean los escribas y fariseos  e ra simplemente si Jesús decía que había que cumplir la Ley o no. Después de todo, esa Ley, dada por Moisés, era la Ley de Dios. Y Jesús mismo había dicho que no había que dejar de cumplir ni una “yota” (la letra más pequeña del alifato hebreo) o tilde de la Ley. 


Una tradición interpretativa de este pasaje evangélico dice que lo que Jesús escribía en el suelo, en silencio, eran los pecados de los acusadores. Pudiera ser. “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Ahí es donde Jesús desenmascara la pasión por acusar, juzgar,  por condenar. Siempre es mucho más cómodo desviar la mirada del propio pecado. Cuanto mayor es la ansiedad por condenar los pecados de otros, más grande es el agujero que uno tiene necesidad de tapar. Quien desea realmente el bien no acusa, no condena. A quien desea y busca el bien le duele el mal, sin duda, pero también sabe que el único remedio al mal es la misericordia, que todos necesitamos, y que todos necesitamos siempre. Hasta el punto de que no hay mayor mal, en la clave del Evangelio, que el de quien cree que no necesita esa misericordia, porque “cumple” con todo, y cree que puede tratar con Dios en clave de “méritos”, en términos de mercado. Creerse que Dios está en deuda con uno, pasarle recibo a Dios.
Pero al menor resquicio, Dios se cuela, entra. Y entra para curar, para abrazar, para perdonar. Dios es el único que conoce nuestro corazón, y su justicia es idéntica a su misericordia. Y ha sido más necesario que nos revelara su misericordia que su justicia, para que no pensáramos ni por asomo que Él es como nosotros, y que tiene las mismas pasiones. “Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”. 

domingo, 6 de marzo de 2016

IV Domingo. Allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia (Rm 5, 20).


Serenata de la Pasión IV Domingo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11-32 
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmura­ban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos» Jesús les dijo entonces esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde." Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobre­vino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!" Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros." Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus ser­vidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado." Y comenzó la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso. El le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo." El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!" Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado"»


Y uno se pregunta cómo, teniendo esta parábola, tantos cristianos hayan podido crear en su mente ciertas imágenes terroríficas de Dios.

Tanto más impresiona la parábola cuando descubrimos el sentido en la escritura de lo que significan los gestos del padre. El vestido no era entonces solamente abrigo ni adorno. En la antigüedad no existían condecoraciones: cuando un dignatario o un rey quería señalar a alguien por algún importante servicio no le daba medallas: la condecoración era un vestido sacado del vestuario real. 

 “Deben darse los vestidos, y el caballo a uno de los servidores más principales del rey,para que vista al hombre a quien el rey desea honrar; y le hará cabalgar sobre el caballo por la plaza mayor de la ciudad gritando delante de él: « ¡Así se trata al hombre a quien el rey quiere honrar! »” (Est 6,9).
 Dijo Faraón a José: « Mira: te he puesto al frente de todo el país de Egipto. » Y Faraón se quitó el anillo de la mano y lo puso en la mano de José, le hizo vestir
ropas de lino fino..., Así le puso al frente de todo el país de Egipto.

 El hijo no solamente es abrigado, sino condecorado, elevado. Tampoco el anillo era mero ornato, era el sello que se colocaba sobre la tablilla de barro, sobre la cera y que servía de firma de órdenes, de nombramientos. Signo de autoridad, de poder, de cheque en blanco, signo de transmisión de poder, de plena confianza. El calzado era un lujo, solo el hombre libre y rico lleva calzado: el hijo no debe andar más descalzo como un esclavo, como un jornalero.

Tampoco el comer carne era habitual, solo se hacía en ocasiones reservadísimas, bodas, nacimientos, significaba fiesta de alegría para toda la casa. Toda la Iglesia está implicada en la alegría del regreso del que se ha marchado. "Hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que piensan que no necesitan convertirse" (Lc 15, 7).

La parábola, en el fondo, no insiste ni en el arrepentimiento del hijo menor a quien deberíamos imitar, ni en la actitud necia e infantil del primogénito que deberíamos evitar. La figura central es la del Padre, todo lo contrario del padre freudiano, castrador, enemigo de la libertad del  placer y alegría: es el padre que busca, que ama, que lleva a ser adulto, que viste, que adorna, que libera, que, más aún, transmite su poder, su ser, su alegría, su modo de amar... 

Frente a una cierta concepción excesivamente legalista del cristianismo, en la cual el pecado se definiría como violación de normas y, su malicia, como ofensa a Dios digna de terribles puniciones y castigos, el evangelio nos muestra al pecado como una situación existencial de lejanía y de desdicha que el mismo hombre extraviado se inflige a sí mismo y de la cual un Dios conmovido, lejos de estar ofendido, quisiera recuperarlo, liberarlo, volverlo a la vida.