PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

martes, 31 de enero de 2017

Celebrando la fiesta de san Juan Bosco con los Salesianos de Pozoblanco

La vida cristiana está siempre llamada a la esperanza, aún en tiempos tan agudos como los que vivimos, donde la propuesta de poner la confianza en algunos jovenes parece una utopía o una ingenuidad. San Juan Bosco decía: "No hay jóvenes malos, hay jóvenes que no saben que pueden ser santos y alguien tiene que decírselos".

Don Bosco no trabajó con niños bien educados de hogares estables; sino que salió al encuentro de los niños de la calle, jóvenes sumergidos en la delincuencia y los vicios, y en esto Dios siempre lo acompañó. Uno de los frutos de su misión fue tener, entre los suyos, a un niño que llegó a ser un gran Santo y modelo para la juventud: Domingo Savio. Quien escribiría en el día de su primera comunión: "prefiero morir antes que pecar".

En la vida de San Juan Bosco se narran 159 sueños, que fueron comprendidos más tarde por él mismo como revelaciones, debido a que, con el tiempo, algunos de ellos se cumplían. En una de sus visiones él narra:
“Vi que una gran barca (la Iglesia) navegaba en un mar tempestuoso piloteada por el Romano Pontífice, y a su alrededor muchísimas navecillas pequeñas (los cristianos). De pronto aparecieron un sinnúmero de naves enemigas armadas de cañones (el ateísmo, la corrupción, la incredulidad, el secularismo, etc., etc.) y empezó una tremenda batalla. A los cañones enemigos se unen las olas violentas y el viento tempestuoso. Las naves enemigas cercan y rodean completamente a la Nave Grande de la Iglesia y a todas las navecillas pequeñas de los cristianos. Y cuando ya el ataque es tan pavoroso que todo parece perdido, emergen desde el fondo del mar dos inmensas y poderosas columnas (o pilares). Sobre la primera columna está la Sagrada Eucaristía, y sobre la otra la imagen de la Virgen Santísima. La nave del Papa y las navecillas de los cristianos se acercan a los dos pilares y asegurándose de ellos ya no tienen peligro de hundirse. Luego, desde las dos columnas sale un viento fortísimo que aleja o hunde a las naves enemigas, y en cambio a las naves amigas les arregla todos sus daños.

Una gran enseñanza en este sueño de San Juan Bosco: La fuerza de la Eucaristía (Cristo mismo) y la intercesión de María. Indispensables para vivir la vida cristiana.
Que San Juan Bosco nos inspire en nuestro trato y trabajo con los niños y jóvenes. 

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