PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

martes, 21 de febrero de 2017

Contestando a un mensaje de whatsApp

Hace tan sólo unos días llegó a mi un mensaje de estos que solemos hacer circular a través de whatsapp. Hacía referencia a una joven madre que, adelantándose al futuro, imaginaba el tiempo como un inexorable enemigo que, tras su paso, le privaría de maravillosas experiencias, vividas éstas en el transcurso de la más tierna infancia de sus pequeños.

Desde el comienzo de su lectura advertí palabras cargadas de una gran sensibilidad que, al mismo tiempo, dejaban entrever cierto poso de decepción y tristeza.
Se me hicieron presentes innumerables momentos de mi andadura por la vida como madre de siete hijos, cuando aún eran pequeños.

Pero lejos de provocar en mi tristeza o decepción, comencé a sentirme muy agradecida y dichosa.

Pienso en bastantes madres con las que, de una u otra forma guardo relación: jóvenes  como yo lo era en aquéllos momentos, rodeadas de preciosos hijos e hijas, como lo fueron los míos. Tal vez, también en ellas aparezcan estos pensamientos respecto de su futuro y participen así mismo de estos sentimientos.

Así pues, permitidme, que os confiese  -yo que ya hace tiempo que viví esas experiencias- que el futuro es siempre mejor. Que lo que siembras en los hijos germina. Que, de mayores, te quieren más, siguen necesitándote, que abrazan ellos con la ternura que tú los abrazabas, y que a pesar del paso del tiempo, puedes reconocer, e incluso comprender mejor la personalidad, los sueños y deseos de cada uno, y así, ayudarles más. Y que el paso del tiempo suele mejorar las relaciones madre- hijos, y aumenta el amor. Aunque, salvando -claro está-  los tiempos de adolescentes , etapa en la que se hace necesaria mucha paciencia y aceptación de esas, pequeñas o grandes, humillaciones a que te someten esos " pequeños tiranos", que pasan momentos complicados y que adolecen de todo, como indica su nombre.
Pasado este período de sus vidas, todo vuelve a la normalidad y es estupendo.

Disfrutad de sus infancias, sufrid sus adolescencias y ya me contaréis...

Maricarmen Fernández

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