PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

miércoles, 22 de marzo de 2017

¿Por qué pide la Iglesia el celibato a los sacerdotes?

Ayer martes. Visita del Cardenal Rouco y Don Demetrio al seminario Redemptoris Mater de Córdoba
Aprovechando que esta semana ha sido la Fiesta de San José, padre virginal de Jesús, custodio de la Sagrada Familia y de la Iglesia, y día de Seminario; os dejo la siguiente reflexión. 

 ¿Por qué pide la Iglesia el celibato a los sacerdotes? Es una pregunta frecuente a los sacerdotes. Muchas incomprensiones y ligerezas suelen decirse acerca de la cuestión del celibato de los Sacerdotes.

 Es común escuchar frases como: "La Iglesia impone a los sacerdotes el celibato", o "¿Porqué los sacerdotes no se pueden casar?". La realidad es otra, La Iglesia Católica no obliga a nadie a ser célibe, porque esta es una opción que libremente abrazan quienes responden a la llamada que Dios hace, y para su discernimiento cuentan con un tiempo largo, de años, de estudios y reflexión en los seminarios. 

Los motivos que da la iglesia, no son, fundamentalmente, de "conveniencia práctica", es decir, de disponibilidad total para anunciar la “Alegría del Evangelio,  sino que son motivos teológicos, basados en el estilo de vida que Jesús eligió para sí y para su Madre. 

Pero podemos descender a lo que todos de una mera sencilla e informal podemos entender.
¿Os figuráis a vuestro cura buscando novia, o embelesado con ella en abrazos, escenitas de celos, peleas y reconciliaciones? ¿Y el Cura papá, pendiente de la señora y de los niños, con obligación de proveer al sustento de todos? Trabajar, fuera de la parroquia, en la profesión que sea para sostener a los suyos, y entonces la parroquia quedará postergada o anulada, o bien se dedicará íntegramente al servicio religioso y entonces pesará sobra los fieles la carga económica de toda la familia del Cura.

Y, si se me permitís un poco de humor sobre el tema: recordaréis que en el Evangelio se afirma que "no se puede servir a dos señores". Pues si no se puede servir a dos señores, ¿qué será el querer servir al mismo tiempo al Señor... y a la señora?

El corazón lo damos entero, no partido, tanto en el matrimonio como en el sacerdocio. Mirándolo así, como una respuesta de amor, un servicio de amor a Dios y a los hermanos, el celibato sacerdotal no es mutilación, sino plenitud.

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