PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

jueves, 8 de junio de 2017

Jesucristo, Sumo y eterno Sacerdote

Jesucristo es nuestro único sumo sacerdote, pero en Él y por
Él todos los bautizados somos un pueblo sacerdotal. Y Él mismo ha querido escoger algunos en particular para hacer visible en la Iglesia y en su nombre el oficio sacerdotal, para el bien de todos.
 Sacerdote significa ser mediador entre Dios y los hombres, poder hablar a los hermanos en nombre de Dios y sobre todo poder presentarse ante Dios en nombre de los hermano. Solo Jesucristo viene de Dios y puede hablarnos de Dios; solo Él puede conducirnos hasta Dios e interceder por nosotros. En el Nuevo Testamento no hay más sacerdocio que el de Cristo. Por eso, después de Cristo, no hay una familia ni una casta sacerdotal. Nadie es sacerdote por sí mismo, el sacerdocio verdadero, eficaz, definitivo es sólo el de Cristo, y los demás somos enviados suyos.

Gracias a la elección y al mandato del Señor, los Apóstoles y sus sucesores mantienen viva en el mundo la presencia de Cristo que se ofrece continuamente por nosotros en la Eucaristía, el perdón de los pecados…

Nuestra esperanza, nuestra gloria y nuestro Pastor es Cristo. Es muy importante no dudar al respecto. Sin Cristo todo quedaría privado de fundamento, de soporte, de razón de ser. Un sacerdote es, ante todo, un fiel cristiano. Quien desempeña este ministerio no debe olvidar dos cosas: que es cristiano y es también pastor.

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