PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

jueves, 15 de junio de 2017

Paternidad responsable, desde la experiencia de una "feminista católica" (I)

Los hijos no son sólo cosa de la mujer, es asunto de los dos, de los padres. Hablar de paternidad responsable, de medios responsables lícitos que algunas parejas han de tener en cuenta por sus particulares circunstancias: enfermedad (una mujer que ha sufrido múltiples cesáreas), el paro,  tener uno o varios hijos pequeños, situaciones sociales extremas, etc… supone una responsabilidad compartida por los dos progenitores, que no se reduce a que uno de ellos, casi siempre la mujer, se atiborre de medicamentos orales o locales que atentan contra su salud física y más aún psíquica, o se someta a cierto tipo de cirugía, casi siempre de proceso irreversible, considerando el embarazo no como un inicio de vida, sino como una enfermedad. Pues caracteriza a estos métodos el que la usuaria pueda padecer ansiedad, depresión, dolores de cabeza, aumento de peso y cambio en el metabolismo alimentario, aparición de tumores malignos, sobre todo si es fumadora, etc, etc. Y si, en menor número de casos, "castramos" al varón estaremos ante un aumento de peso, pérdida del apetito sexual, amén de numerosos trastornos emocionales, aversión a su pareja a quién llega a considerar culpable, etc.  Si queremos arreglarlo con un preservativo nos enfrentamos a no disfrutar de la relación en plenitud, a frigidez en la mujer y todo sin seguridad de que no se produzca el embarazo. 
Hay medios lícitos que además aportan una seguridad tan amplia o más que los citados, que para eso la ciencia ha avanzado y ya, hasta en el móvil te puedes bajar una aplicación que te dice si estás o no ovulando y cuando te toca.  Estos traen como consecuencias el aplazar la relación -no más que lo harían una pareja en la que uno de ellos fuera viajante, o tuviera frecuentes reuniones de trabajo nocturno-, que  a su vez conlleva un respeto mutuo por la situación biológica en la que se encuentra la mujer y unas ganas locas de que llegue el día siguiente. Un conocimiento exhaustivo del funcionamiento del cuerpo y de la psique de la mujer, dependiendo del momento del ciclo en el que se encuentre por parte de ambos, porque aquí trabajan los dos, no se trata de coger un vaso y tomar una pastilla. Una creatividad extraordinaria para no renunciar a seguir expresándose el amor que se tienen, mayor ternura, crecimiento personal, madurez para seguir funcionando como pareja, etc. Como ves yo abogo por este tipo de medios lícitos, llamados así porque no suponen fraude ni para la mujer, ni para el hombre, ni para la procreación. Pues no se trata de decir con el cuerpo lo que estás desdiciendo con los medios usados. El acto de amor debería ser siempre una donación completa, un decirse el uno al otro que se aman y se entregan completamente. Así, es un poco esquizofrénico decir con el cuerpo que nos queremos, -pero ponte el preservativo que no quiero tu esperma, o ¿te habrás tomado la pastilla, no sea que haya algún óvulo tuyo que nos fastidie la vida-, o que nos entregamos totalmente, y al mismo tiempo reservarnos nuestra capacidad de cooperar en la transmisión de la vida. Y a fuerza de repetir la mentira, muchas parejas, matrimonios han muerto en el intento... (la continuación lo dejamos para otra entrada del blog)

Maricarmen Fernández 

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