PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

lunes, 13 de noviembre de 2017

A propósito de Lutero

Las Jornadas de otoño 2017 de la fundación Ricardo Delgado Vizcaíno, que tendrá lugar este mes, estará centrada en “Lutero, 500 años de reforma protestante”. 

Dejo un resumen de un artículo publicado hace menos de un mes sobre este tema, por el Cardenal Müller, anterior Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y alemán, paisano de Lutero, es decir, buen conocedor del asunto. Habla con claridad sobre aquello que todo el mundo puede ver pero nadie menciona por miedo a lo que vayan a decir los demás...

“Hoy existe una gran confusión al hablar de Lutero y es necesario decir claramente que, desde el punto de vista de la dogmática y de la doctrina de la Iglesia, no se trató de una reforma, sino una revolución, es decir, un cambio total de los fundamentos de la fe católica. No es realista argumentar que su intención era luchar contra algunos abusos en relación con las indulgencias o los pecados de la Iglesia del Renacimiento. Los abusos y las malas acciones siempre han existido en la Iglesia, no solo en el Renacimiento, y hoy siguen existiendo. La Iglesia es santa por la gracia de Dios y los sacramentos, pero todos los hombres de la Iglesia somos pecadores y todos necesitamos el perdón, el arrepentimiento y la penitencia.

…Lutero había dejado atrás todos los principios de la fe católica, la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica y el Magisterio del Papa, de los Concilios y de los obispos. Lutero abolió cinco sacramentos y también negó la Eucaristía. Asimismo, definió el sacramento del orden como una invención del Papa, a quien denominaba el Anticristo. 

Por lo tanto, es inaceptable que se afirme que la reforma de Lutero "fue un acontecimiento del Espíritu Santo". Es lo contrario, se produjo contra el Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo ayuda a la Iglesia a preservar su continuidad a través del magisterio de la Iglesia, sobre todo en el servicio del ministerio petrino: solo sobre Pedro estableció Jesús su Iglesia (Mt 16,18), que es "la Iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad"(1 Tim 3,15). El Espíritu Santo no se contradice a sí mismo.

Se oyen muchas voces que hablan con demasiado entusiasmo sobre Lutero, sin conocer bien su teología, su polémica y los efectos desastrosos de este movimiento que causó la destrucción de la unidad de millones de cristianos con la Iglesia Católica… Lutero luchaba contra la venta de indulgencias, pero el objetivo no era la indulgencia como tal, sino como un elemento del sacramento de la penitencia.

Por supuesto, han pasado 500 años y ya no es el momento de la controversia, sino de la búsqueda de la reconciliación: pero no a costa de la verdad. No se debe crear confusión.

“Que todos sean uno; como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”(Jn 17, 21)".

Cardenal Gerhard L. Müller

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