PARROQUIA SAN SEBASTIÁN DE POZOBLANCO

domingo, 13 de mayo de 2018

Javier y Araceli, con 9 hijos, llevan casi cuatro años como familia en misión en Rusia: Hemos visto milagros, siempre Dios nos ha cuidado, animado y consolado...

Javier y Araceli con sus hijos. Falta la pequeña que
nació hace unos días. Os la presentamos más abajo. 
“En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio…” Esta llamada de Jesucristo sigue tocando y moviendo la vida de muchos hermanos nuestros. Y es una invitación clara, para cada uno de nosotros, a salir de nosotros mismos, de la tentación de la comodidad y de la tibieza que enferman las raíces de nuestra fe.
En este domingo de Pascua contamos con el testimonio de Javier y Araceli, para que nos anime a todos a llevar la Buena Noticia de la Salvación a los que viven en nuestro entorno… Que lo aprovechen. 

Nos casamos en la parroquia de San Sebastián de Pozoblanco en 2008, presidiendo la celebración don Juan Caballero, yo soy de Lorca (Murcia) y ella de Pozoblanco, tenemos 9 hijos y somos una familia misionera católica, perteneciente al Camino Neocatecumenal, en San Petersburgo (Rusia). Gustosamente hacemos este escrito para dar nuestra experiencia y al mismo tiempo tener ocasión de dar gracias a Dios por su infinita misericordia y amor para con nosotros.

Nos ofrecimos a la Iglesia para hacer este servicio en 2010 y hasta 2013 Dios no permitió que pudiéramos ser enviados. En noviembre de este año en una convivencia en Italia, con otras trescientas familias, nos “tocó” por sorteo ir a Rusia, concretamente a San Petersburgo, país donde mi mujer ya había estado seis años como familia en misión desde 1991, lógicamente siendo ella niña. En agosto de 2014 hicimos el viaje, yo fui en mi coche con mi suegro, una travesía de cinco días, y una semana después iría mi mujer con su madre y los seis niños en avión. El Señor ya tenía pensado para nosotros comenzar la misión sólo con Él, sin más seguridades, porque en la frontera rusa nos obligaron a deshacernos de todo lo que llevábamos en el coche, si queríamos entrar en Rusia claro, ya que sólo podíamos pasar unas tres maletas, y yo llevaba todas nuestras pertenencias, mi gran furgoneta estaba hasta el techo de cosas, así que lo regalamos todo a un taxista de Estonia, le dejamos una inmensa montaña de utensilios de todo tipo delante de su vehículo y volvimos corriendo para no perder el turno en la frontera. Este comienzo fue una gran ayuda para experimentar cómo Dios es un padre que se preocupa de sus hijos, porque desde que llegamos no nos faltó de nada, los feligreses de la parroquia a la que íbamos a ayudar, los misioneros que ya estaban allí y los hermanos de la comunidad rusa rápidamente se presentaron en casa para ofrecernos su ayuda en todo. Estos casi cuatro años ha sido un tiempo maravilloso, de poder ver actuar a Dios día a día en primera fila de butacas, porque realmente el escenario en el que nos encontramos es difícil. Es cierto que hemos conocido a muchas personas aquí que cuando se encontraron con Dios, su vida ha dado un giro completo, personas con verdadera fe y una forma de vivirla realmente seria, pero ni mucho menos es lo normal, es una gran pequeña minoría. En la inmensa mayoría encontramos otra realidad, el pueblo ruso ha sufrido mucho con tantos años de comunismo, tantos años de desesperanza, con el cielo cerrado, y fácilmente se puede percibir, vayas donde vayas, las heridas espirituales, morales y cívicas de estos años de oscuridad, heredadas de padres a hijos. Personas estupendas, muchas de una nobleza y fuerza que sorprende, que nadie les ha dado una respuesta al sufrimiento, nunca se les ha dado esperanza, no se les ha ayudado a descubrir la dignidad de la vida de cada persona, ni se les pasa por la cabeza la posibilidad real de que haya un Dios Padre que los ama infinitamente tal y como son, que cada uno de nosotros somos de un valor incalculable para Él…, aquí han sido obligadas a “sobrevivir”, donde por encima de sus cabezas no había nada, el cielo estaba cerrado. Aquí se inculcaba al pueblo que lo único importante es la nación, el partido, la producción, la efectividad, el desarrollo del grupo, del “todo” y no la persona como ser individual, quien era cada uno en sus particularidades, sus ilusiones personales, aspiraciones, sus deseos y necesidades… y si había que sacrificar a uno o a una minoría para un bien común mayor no había problema, te denunciaban, asesinaban, encarcelaban, deportaban... Lógicamente en esta situación la vida se convierte en algo insoportable, que te asfixia y necesitas huir, escapar, evadirte, por eso tanto alcoholismo, drogas, promiscuidad, simplemente en un intento de defender la poca y corta vida que te hacían creer que tenían, además sin Dios como referencia de Padre, de Amor y Perdón, por ejemplo,  en las familias no era posible un equilibrio adecuado en la relación entre los padres y de estos con los hijos, etc. Todo esto ha manchado a las nuevas generaciones, lógicamente los ciudadanos rusos de edad media han vivido de niños los últimos años de la época comunista, la dureza del tiempo de la perestroika hasta llegar a la actual supuesta democracia y ha quedado en ellos el sello del dolor y el miedo que han vivido. Si Dios no está hay que hacer el cielo aquí en la tierra con lo que tenemos, el dios dinero es el que gobierna sin duda alguna. Por supuesto hablo en términos generales, lógicamente no se puede decir que todos son así o “asao” pero es cierto que en este tiempo habláramos con el que habláramos sus experiencias vitales son muy similares, conflictos familiares, alcohol en casa, violencia, ausencia de afecto, guerra, miedo… y todos están marcados y limitados de alguna manera por esto.
 
Mónica es la 9ª, viene a reforzar la misión.

En fin, todo este breve resumen de la situación que nos rodea, bajo nuestro punto de vista, es para dar forma a nuestra experiencia, parece que Dios tiene a bien que nosotros, a pesar de nuestra debilidad y pobreza, mostremos aquí Su amor y gloria, principalmente de la forma más sencilla, que es viviendo junto a estas personas, llevando a los niños a la escuela, trabajando, haciendo la compra… cuando voy a la escuela con siete de los nueve niños que tenemos, prácticamente todas las semanas dos o tres veces nos paran para preguntar si son míos todos, el por qué de que estemos aquí etc, hasta nos echan fotos, incluso muchas veces los vecinos salen adrede a sus ventanas a la hora que siempre pasamos por delante de sus casas para vernos y saludarnos. Hemos aprendido que sobre todo la Fe se propone con tu forma de vida, se lleva a Dios a los demás cuando va de tu mano. Nuestra misión la formamos tres hermanas misioneras, solteras, dos españolas y una ucraniana, y nosotros. Aquí nos acoge la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, llevada por franciscanos, donde hay una comunidad neocatecumenal. En esta parroquia a parte de asistir a esta comunidad y dar las catequesis del camino neocatecumenal cada año, también estamos a total disposición del párroco en todas las necesidades de la parroquia, la limpieza del templo, dar catequesis de comunión, confirmación o prematrimoniales si es necesario, tareas de mantenimiento del templo, coro, ayuda a los pobres etc.

Lo que más nos sorprende es cómo puede cambiar la vida de una persona cuando cree en lo que le anunciamos, cuando conoce a Jesucristo y realmente quiere seguirle, este encuentro en el interior del corazón regenera a la persona en todos los sentidos, lógicamente es un proceso lento el que se necesita para que Jesucristo vaya creciendo en nuestro interior hasta llegar a una fe adulta y al mismo tiempo vaya menguando y perdiendo fuerza el “hombre viejo” esclavo al mundo, a sus pasiones y al demonio, pero se ve claramente esta renovación, cómo la relación en el matrimonio empieza a cambiar, aparece poco a poco el respeto, el perdón, el diálogo con los hijos, el pudor en casa, o por ejemplo comenzar a vestir con dignidad, asearse, hermanos que han dejado de robar, de mendigar, que han dejado la prostitución, las drogas, que han aceptado la venida de otro hijo, que han aceptado su problema con el alcohol y han buscado ayuda, todo eso sin que le digamos que tienen que hacerlo, solo les anunciamos a Jesucristo y es Él el que hace la obra. Tenemos en nuestra comunidad desde hace cuatro años a una hermana que era musulmana y todas las celebraciones las pasa llorando por agradecimiento de haber encontrado este tesoro que es Cristo, etc. 

Hace un año en un pueblo de San Petersburgo, a 25 km del centro de la ciudad, llamado Kolpino, ha llegado también una nueva misión del Camino, formada por cinco familias con sus hijos y un sacerdote. Esta misión fue pedida por nuestro Arzobispo monseñor Paolo Pezzi. Este territorio pertenece a la parroquia San Juan Bautista de Pushkin, otro pueblo a 15 km de Kolpino, donde el párroco y vicario parroquial, los cuales pertenecen al Opus Dei, han sido unos ángeles para nosotros en todo momento, no han podido hacer más de lo que han hecho para que nuestras dos misiones pudieran llevar a cabo su tarea, y estamos en la seguridad que Dios les pagará todo el bien que nos han hecho.

Sabemos con certeza que Dios ha enviado a Su único hijo para la salvación de todos, y que Él nos llamó y nos acompaña para que las personas de este país puedan encontrarse con este amor que es la única verdad. Hemos visto milagros tras milagros, siempre Dios nos ha cuidado, animado y consolado, podría decir mil ejemplos, cuando no había que comer ,sin que nadie lo supiera, de pronto ha aparecido alguien con comida, cuando hacía falta un pediatra rápidamente alguien te conseguía uno, y tantas veces sin querer dinero a cambio, o de pronto un trabajo cuando parecía imposible, que los niños tengan un amor a Cristo inmenso y hablen de Él en el colegio a todos, o como que en un viaje a Estonia para hacer visados nuevos, a menos 25 grados el coche, con mis siete niños por aquel entonces y nosotros, se congeló y la bomba de calor de la calefacción dejó de funcionar y salía aire a temperatura ambiente, estábamos a medio camino en mitad de un bosque infinito, solos a las siete de la mañana, a los 20 minutos no sentía medio cuerpo y veía por el retrovisor a los niños temblando, no sabíamos que hacer y rezamos a la virgen para que nos cuidase como hizo con su hijo en vida, nunca recé tan en serio, y ¿podéis creer que comenzó a salir aire caliente de nuevo?. Con la nueva misión en Kolpino es increíble la acción de Dios; de las cinco familias, los padres de dos de ellas han estado meses fuera de Rusia por motivos de papeles y las madres aquí con los niños, una de ellas, el día que el padre salió de Rusia, su esposa dio a luz su quinto hijo, él no lo conoció hasta 90 días después, y no se han querido volver a casa, dicen que Dios les ha llamado aquí y aquí se quedan, viven en casas que más humildes y pequeñas no podrían ser y están contentísimos, no saben el idioma y no pierden la alegría, han surgido problemas de salud muy serios y no han querido marcharse, Dios ha provisto de hospitales y médicos, los niños no han podido ser escolarizado por muchos meses por problemas con los documentos y les han dado clase en casa sin perder el ánimo y la esperanza.

Todas las personas que ven esto, los que están cerca de ellos, se sienten atraídos por esta belleza, Cristo vivo en ellos. 
Como decía al comienzo, es sobrecogedor ver la acción de Dios cada día, cuando sólo hay miedo, Dios hace surgir el valor, cuando de verdad ves que no hay salida Dios abre un portón enorme, cuando solo hay muerte Él hace surgir la VIDA.

Por favor, rezad por nosotros.

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